Tu y yo

Voy pegado a tus pasos, acariciando tu pálida sombra
envuelto en tu negro cabello que flota en oleadas
de suave perfume, que me sume en frágiles sueños
con despertares violentos, en paisajes fugaces.

A veces a tus labios naufrago y con suerte allí encallo,
y puedo sentir la presencia de dos estrellas que se derraman
como fuego del cielo y encienden rechinantes voces perpetuas,
Qué dicen? no necesitan hablar, en mis ojos está escrito lo que gritan.

Anclado, encadenado a tu cintura, el viento amenaza romper en lluvia
y con olas salvajes pretende arrancarme de tus desesperados brazos.
La tormenta arrecia y nosotros, solos, al abrigo del desgastado paisaje,
el mismo de aquellos sueños de frágil trayecto por la pesada memoria.

Soportamos el paso de los feroces vientos, y embravecidos mares de horas eternas,
días de amaneceres estáticos, congelados en el alba de un interminable invierno,
acaso las raíces han cavado demasiado profundo? o el tiempo se ha rendido
en su afán de asediar y ver caer a dos quienes han desafiado su imparable ciclo de muerte?

Ignacio Testa